martes, 10 de noviembre de 2009

poemas heridos 3

nunca escribas poemas de amor, que no sepas como empezar,
nunca regales rosas, si no tienen idea que hacer con ellas al terminar,
nunca olvides que luego de un te amo, quizás sientan que lo hacen por caridad.
nunca, escribas de alguien que al verte, no te quiera besar.

busca en tus versos los escudos para escapar de los golpes de la verdad,
busca en tus dedos, los motivos para dejar de vivir en paz,
busca en tus dioses perdón, por no arrancarte el corazón y vivir cual viento,
busca en tu realidad razones para no reírte de la felicidad que te quisieron dar.

piensa cuando escribas un poema de amor, en sus piernas cruzadas en tu espalda,
piensa en ellas para que olvides sus palabras cortando los papeles de tu alma,
piensa en su momento mas candente, porque quizás eso te permita hilvanar un buen verso,
piensa, en que casilla olvidada se quedara tu anhelo, y tu amor en verso.

recuerda esos cientos de te quiero, y con un poco de sangre y pólvora,ponle titulo al soneto,
recuerda sus caras en la puerta pidiéndote que jamas vuelvas, y su desconcertante te quiero
recuerda que tu jamas escribirás mejor que el peor guionista de cine, pues tu no eres eso
recuerda todo eso, cuando alguien que no te quiera te dice, que hermoso poema viejo.

y si aun con todo eso, tu terco testarudo quieres escribir del amor en verso,
y si aun con todo lo que escribo, sigues dispuesto a ser el homicida de tu propio intelecto
y asi aun con todo esto no consigues con tu verso el perdón, o el buen beso que le de sentido a esto... entonces solo escribe por puro divertimento, porque aunque se aburran de escribir
no creo que alguien pueda describir lo bello del amor, en un puto verso,
porque eso solo se dibuja en cada uno de sus besos...

poemas heridos 2.

he sentido el desapego de muchas maneras
en los te quiero que perdí, hace muchos siglos,
en los besos que ahora mendigo, como leproso perdido,
en los vasos que parecen cada vez mas lejanos
en la tos que carcome mi alma, en esas palabras que ya no están
que parecen perderse entre los murmullos de la ciudad
que son para cualquiera que las quiera escuchar, pero
cuando al hablar de lo que es mi voluntad, parecen lluvia en el desierto
una irrisoria ilusión que no va a llegar.

he sentido que mi vida da tumbos,
cada vez que caigo en cuenta que lagrimas discurren por mis ojos,
cuando escucho esas voces, heridas buscar mi cabeza cual anhelo
las veces que buscan en mi la razón de su desdicha,
cuando al ver mi dinero me siento incapaz de regalarlo todo sin importarme nada.
cuando la pena me angustia al no saber que regalar, o tener que escuchar
que conmigo nada va a cambiar.

he sentido el dolor, al verme caminar dejando a gente ante mis ojos morir,
desprecio por la vida que tengo al no poder acabar con el dolor del que sufre sin parar,
mi sangre hervir, al verme inerte ante un llanto, ante un silencio, ante un miedo de verdad,
he sentido la furia del mar, al hacerme regresar las veces que le pedí que no me dejara volver,
siento el temor de saber que esto para mi aun tiene muchas lunas mas.

Y es que al final cual condenado errante por el mundo girare,
no tengo nada importante que perder,
mi corazón lo obsequie a alguien que busca su pena y su odio terminar,
mi mente, inmersa en mundos extraños ya no esta mas.
Porque para no faltar a la verdad, ya no creo en la magia de las estrellas.
Creo en la magia de mis manos que le roban el dolor a la noche,
porque al final, cuando me toque volver a entregar mi espada, mi escudo y mi cabeza
espero que en el fondo de mi alma, yo mismo al tipo que fui pueda perdonar
para así algún día pensar, que el día que decidí ser solo esto, fue el día
en que me dedique a creer de verdad, que la vida esta hecha para disfrutar.

y escribo esto convencido de que el tiro que recorre el aire, en mi corazón no va a acabar.

poemas heridos

dude en dibujar cada momento que he vivido,
desde el día que el mar y la resaca del llanto invadieron mi alma,
pensé que era mejor, dejar pasar el tiempo,
antes de colocarme en el paredón de mis inseguridades,
enfrentar el frío de la lejanía de esa paz que aunque inestable, era mía.

Veía en medio de mis manos, las cenizas de la vida cotidiana que rodeaba mi ser,
me rehuía a observar el padecer que a mi alrededor, abunda en los rostros de tísicos
que con la lagrima extendida, buscan palear el tormento de vivir sin sentir.

Y recordaba esos amaneceres, entre la locura y el paroxismo del alcohol
construyendo con tenues lineas castillos en mis manos, momentos apartados
apostrofes, síntomas de languidez, del mas puro pesar.

Pues aunque no quiero volver a recordar algunos momentos
siento que naufrago moribundo vuelven las olas con su vaiven mortal a apoderarse
del cuerpo inerte que conservo ante mis ojos. Y mi espiritu solo espera volver a ver


que desde la orilla lejana, con los pies llenos de arena,
se desprenden bocanadas de ese humo que sin mayor
interés que el de volar, me lleve a ese lugar frente al mar.


y dejar de anhelar.